Nuestros municipios han progresado mucho estos últimos veinte años. Tales mejoras obedecen al esfuerzo mancomunado de los gobiernos por entender aspectos estructurales como una política de Estado al margen de los vaivenes políticos. Sin embargo y a pesar del desarrollo experimentado, el excesivo centralismo sigue siendo la piedra angular y razón de la ausencia de cambios significativos que permitan reducir las brechas de inequidad territorial.
La actual crisis de la política y la baja participación ciudadana, obliga a los municipios a tener una actitud más activa y a las autoridades municipales un rol más influyente en la sociedad. La necesidad de impulsar políticas públicas “botton up” sigue siendo de responsabilidad de los Alcaldes y del conjunto de instituciones públicas y privadas que habitan en los espacios locales.